Estoy conociendo la ciudad-puerto de Amsterdam. La casa de Rembrandt la conocí caminando, justo como él llegó a ella ya que no fue contemporáneo del vehículo de dos ruedas.
A él seguramente no lo hubiera emocionado un auto, pero una bicicleta quizá sí. No me imagino algún autorretrato de Rembrandt van Rijn en automóvil. El creador de pinturas y grabados de alta emotividad seguramente se hubiera desesperado con la torpeza del automóvil, frente la agilidad de la fiets (bici).